A la espera de que la actividad musical coja aire tras el descanso merecido, os adjuntamos una nueva entrega del Mikelen Txokoa.
Aquí Mikel nos hace una reflexión particular a modo de diálogo de un tema eterno : el amor.
Pasen, lean y disfruten
My way (por Mikel Urdangarin)
-Confiesa, Olatz: ¿Has estado alguna vez enamorada?
-¡Nunca! Eso sí, siempre me han querido mucho…-mi amiga apura la copa de cava y suspira. Posa con la mirada perdida en algún lugar o, quizá, en alguien.
-Atiende, cantautor. Te voy a contar lo poco que sé yo sobre amores-Olatz coge aire y se prepara para lanzar su discurso. Como buena jubilada, hace gala de una gran oratoria. Ella siempre aparenta saber de lo que habla y eso, a los inseguros, nos reconforta.
-Preferentemente, hay dos maneras de enamorarse: La manera de los hombres y la manera de las mujeres. En la primera, como tú bien sabes, el hombre se enamora súbitamente, a las primeras de cambio. Ni tan siquiera espera a la segunda cita para sentir hondamente que ama a la otra persona. La carga idealizadora es brutal. Pero resulta que la postal de familia que el ha imaginado con su amada no es en absoluto proporcional al conocimiento que posee de ella y mucho menos al tiempo por los dos compartido, de modo que esta manera de enamorarse, salvo en contadas excepciones, está condenada al fracaso. En la segunda, en cambio, ocurre todo lo contrario: Pongamos que la mujer ha visto algo en esa otra persona. Cree haber descubierto algo especial, algo que merece la pena conocer. Y se toma su tiempo. Lo hace poco a poco, cita a cita, encuentro a encuentro, y con un poco de suerte su primera impresión crece paulatinamente y va fraguando en un sentimiento real de admiración, en un profundo y a veces, terco amor. Ella sabe, sobre todo porque lo ha vivido previamente, que la persona que tiene enfrente es aquella con la que quiere estar y compartir su vida. Pues bien, yo creo que la manera de enamorarse de las mujeres es la más auténtica y real, la más verdadera. Eso sí, también es cierto que hay hombres que se enamoran a la manera de las mujeres y viceversa.
-Entonces, tu teoría viene a decir que hombres y mujeres, indistintamente, nos enamoramos de igual y desigual manera, ¿no?-pregunto cual avispado alumno adolescente.
-No te enteras de nada, cantautor. No te enteras de nada…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues....bravo!!!. A fuego lento sale todo mucho mejor.
ResponderEliminarFalla Olatz al final, creo, por no sé cómo llamarlo, al decir "la más auténtica y real"—y "verdadera," depende del sentido que quiere dar a la palabra. Clasificar, vale. Pero no quitarle la realidad al otro. A ver. El diccionario de la RAE pone "1. adj. Acreditado de cierto y positivo por los caracteres, requisitos o circunstancias que en ello concurren. 2. adj. coloq. Honrado, fiel a sus orígenes y convicciones." Resulta que en inglés tiene otros sentidos la palabra "authentic", lo que hace que lo dicho suene aún más fuerte como insulto. Lo cual, claro, o creo, deja lugar a las confusiones, que es que son "naranjas y manzanas" lo que se comparan, o estadística tan sólo, casi. Un exceso de aposiopesis parecía. Por lo demás, lo que ha dicho rubiabilbao: y zorionak!
ResponderEliminar...yo siempre me he negado a ver las cosas desde ése punto de vista: "los hombres y las mujeres somos iguales... ó no; somos personas, cada un@ de su padre y de su madre ,cada un@ con su circunstancia, sin distinción de sexo"; pero, creo, k al final, van a tener razón l@s k dicen k los hombres y las mujeres no somos iguales, es más, últimamente creo k somos super diferentes... a la hora de enamorarse, de sentir, de pensar, de hablar, de actuar, de imaginar, de mirar, de tocar...no sé, cantautor...algunos parecéis más sensibles, más...desde el corazón; pero ...será un espejismo ? un oasis ?...ganas de creerlo así ???
ResponderEliminarestaría bien ....muxusss !!!
Opino todo lo contrario. Pienso que existe un antes y un después:
ResponderEliminar- Antes,el hombre y la mujer eramos totalmente diferentes a la hora de enamorarnos. Al hombre (salvo excepciones) cualquier mujer "mínimamente aceptable" le encajaba en su pérfil,y comenzaba el cortejo. La mujer en cambio,no se conformaba con cualquier hombre,tenía que sentir,y sentir desde el corazón. Para ello el hombre debía seducirla,conquistarla,enamorarla..ella simplemente se dejaba llevar,se dejaba cautivar.
- Hoy en dia,ambos sexos actuan practicamente igual. El hombre sigue en su linea,y la mujer ha adoptado la misma costumbre. Esto se potencia aún más llegados a una edad en la que entran las prisas,la desesperación por conseguir a alguién, y hay que agarrarse a un clavo ardiendo con tal de no perder ese tan odiosamente llamado "último tren". Para l@s más romántic@s y conservador@s no son buenos tiempos. Se ha perdido la verdadera esencia,el valor del sentimiento,y esto,a mi parecer,si que está destinado al más absoluto y total de los fracasos.
Pero hay que distinguir entre costumbres y diferencias esenciales, me parece a mí. Eso de "La carga idealizadora es brutal"—cada quien puede idealizar, por ejemplo. (Es lo que quería decir Olatz con su “viceversa,” creo yo.) Y ser igual no quiere decir ser hech@ de la mismísima materia y naturaleza (o en inglés carecemos del doble sentido). Osea, siendo diferente cada cual bien puede ser igual, quiero decir (y dejemos la reivindicación igual-igualdad para con el pago y los otros derechos). Lo que Olatz debía de haber dicho, a mi ver, en vez de "la más auténtica y real, la más verdadera" fue "la más duradera" y punto. Según describe rubiabilbao los modales anteriores—pese a ser una estabilidad de costumbres—conllevaban una rigidez casi hindú (pasividad, ni hablar), que hoy en día no hay quien lo soporte, o creo, o parece... Pero la manera que viene apoyando Olatz en su esencia se trata de conocer, de conocerse entre sí, dentro de una estabilidad de costumbres compartidas entre sí. E idealizar estorba el conocimento, lo siento pero allí está. (RB: hay “romántic@s” más liberales que tampoco hemos perdido “la verdadera esencia, el valor del sentimiento,” creo.) Elena: tiene los mejores deseos para superar el síndrome, según vamos viendo por aquí.
ResponderEliminarBueno, yo me refería a costumbres aunque éstas a veces marquen unas diferencias esenciales entre hombres y mujeres. Citaba el "ritual" previo al conocimiento entre dos personas (el conocimientos viene después), de como se le ha restado importancia a ese ritual incluso llegando a ser suprimido, y de como se ha ido perdiendo ese encanto. Mencionaba que hoy en dia es muy fácil emparejarse, o al menos eso es lo que yo veo. A la mayoria cualquiera l@ vale (siempre en términos generales). Es todo muy áspero, duro y frio.
ResponderEliminarEl proceso de conocerse entre si, por supuesto que es dentro de una estabilidad de costumbres compartidas, de hecho si no es así, no hay conocimiento, no existe tal acto....
Respecto a la "carga idealizadora", pues si puede existir, es cierto, y siendo así si que es un gran estorbo. También es verdad que muchas veces el miedo es mayor protagonista y se camufla a través de ella. Es una manera de fuga, de escape a algo que seguramente ni uno mismo conoce, pero que existe, está latente. Cuando todo se ve de lejos, cuando no te toca ni un poco, el miedo no hace acto de presencia. En cambio, si la circustancia te roza algo, el miedo asoma, y a modo de protección puede que "idealizar" sirva de escudo, de alivio o simplemente de excusa para poder huir.
Si, claro que existen romántic@s y romántic@s liberales que no han perdido esa esencia, lo sé. No creo haber dicho lo contrario. Solo subrayaba, que para l@s romántic@s más conservador@s, son tiempos diferentes ya que se han perdido muchos valores. Valores muy importantes, o al menos de importancia para mi.
Perdona la demora y feliz sábado, RB.
ResponderEliminarEs que surgen tantos recuerdos al pensar en lo que estás dicendo, es difícil saber cómo expresarlo. Aquí (EEUU) aquel cambio empezó a darse cuando yo tenía ... qué sé yo, igual doce años, principios de los sesenta, y se había dado ya en mi adolescencia, o más bien en otras partes, y llegaba también a nuestro pueblo ("a un cine vecino tuyo" se diría?)—"áspero, duro y frio" sí, a su manera, diría yo. Dentro de sus ilusiones o las de cada uno o de la época. (Per)turbante. (Y tanto más hoy en día. Yo no tendría 16 años hoy en día ni por un potosí.) Desde aquel entonces, creo, o según veo, cada uno ha tenido que inventar su propia respuesta. (O, como se habrá notado desde allí, congregarse en una iglesia para intentar una escapada, aunque al parecer tampoco esto ayuda.)
Y eso, donde antes casi no teníamos costumbres, comparado con lo que teníais allí. Enfin. Nos llegó y luego después,... Bueno, para mí son los poet@s que iban bregando con el tema, según sus experiencias. (O en ficción—pienso en la escritora neoyorquina Deborah Eisenberg especialmente. Capta en su obra el cinismo profundo que acompañaba y acompaña el fenómeno. Espero que se haya traducido.)
Quizás es éso mismo, lo que has dicho acerca de la "carga idealizadora", lo que quería decir Olatz con la palabra "brutal." Muchas gracias por responder, de todos modos. Creo que sin querer había conectado la palabra "conservador@s" con l@s de aquí (que también hablan de valores, aunque muchas veces sin demostralos) y me puse un poco traviesa, perdona.
Para nada tienes que disculparte, faltaría más!!. Dependiendo de la interpretación del texto, se trata de exponer o intercambiar opiniones, ninguna es mejor ni peor simplemente son diferentes...
ResponderEliminarGracias a ti, un saludo.