martes, 17 de mayo de 2011

Mikelen Txokoa : La viuda alegre + Vota tu relato



Entre concierto y concierto, volvemos con otro relato de Mikel.
He aquí un elogio a la vida muy real. Nos encanta este relato es dulce sin ningún toque de amargura, acidez o tristeza. Mikel dice ser optimista y sin duda este relato lo es.
Creemos que es un homenaje a un “tipo” de mujer, por decirlo de alguna manera. Quien escribe ha vivido este relato hasta la última coma.
Esa es la grandeza del escritor, dar con las sensibilidades afines generando emociones.

Hemos añadido una encuesta tras un volumen ya importante de relatos. ¿Que relato te gusta más?

La viuda alegre (por Mikel Urdangarin)

 “Te han salido canas de verano aquí. Tienes las sienes plateadas”. La voz de Dorleta se funde con el sonido que producen las tijeras abriéndose y cerrándose con frecuencia casi mecánica. Siempre he preferido las tijeras al cortador eléctrico. El contacto del metal junto al roce del peine crean en mí un efecto sumamente relajante.”Tienes el pelo fino pero te aguantará”me dice ella  al tiempo que apura el corte. Sus palabras rebosan gran optimismo, quizá desmedido. Sabe, sin duda, de nuestros temores. Hoy, sin embargo, no puedo atender debidamente a sus palabras; el discurso de la mujer que se sienta justo a mi lado me ha capturado por completo. Diría que pasa de los setenta, tiene un Hola en sus manos y habla, jovial,  para toda la peluquería.
 “Desde que mi difunto marido, que en paz descanse, pasó a mejor a vida, noto que la mía también ha cambiado. Los lunes hago taichí, los martes pilates, los miércoles yoga, los jueves partida con mis amigas viudas y los viernes baile de salón. Y es justo en los bailes, aprovechando que eso esta lleno de toda clase de solteros, donde hago el plan especial para el fin de semana. A todo esto hay que sumar los numerosos viajes a Benidorm; qué locura, Benidorm…algún día lo viviréis vosotras  y sabréis  de lo que os hablo. Y es que antes vivía para mi marido. Le hacía el desayuno, la comida y la cena, amén de cargar con todas las labores de casa. Os aseguro que el muy santo  no fregó un plato en su vida. Todo lo hacía yo.  De criar a mis hijos también me ocupé yo, quién si no. La cosa es que nos ha tenido que dejar para darme cuenta de que nunca dispuse de tiempo para mi misma. Quizá sin pretenderlo, pero me había robado la vida. Eso sí, confieso que no hay día que no me acuerde de él. Todavía le echo de menos”.
 Nuestra amiga  se levanta, paga y se despide cual saltarina adolescente. Echa de menos a su marido, pero cada día un poquito menos.

1 comentario:

  1. Jajajaja...exacto. Pero llegar a ser 1 viud@ alegre, para much@s no es un camino de rosas. Hasta alcanzar esa categoría hay que vivir otras muchas fases no tan agradables, supongo.
    Es un modo de vida que en ciertos casos se elige, y en otros tantos viene solo sin nadie llamarlo (causa=efecto). Simplemente hay que adaptarse a lo que toca vivir, para que éste torbellino llamado vida no abra su gran boca y te absorba rápidamente. Cada persona alivia sus penas de manera diferente. Eso sí, que nos quiten lo bailado!.

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