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Josu Izarra se sacó de la cámara esta maravilla |
Mikel Urdangarin inicia la gira de presentación de “Azula”, quizás uno de sus trabajos más reposados.
Tras pasar con éxito por el Arriaga, las fechas confirmadas son las siguientes :
18 de enero – Gernika – Teatro Lizeo
23 de Febrero - Baztan (Navarra)
2 de marzo - Biarritz – Casino
23 de marzo - Donosti –Teatro Victoria Eugenia
26 de abril - Getaria- Museo Balenciaga
17 de mayo - Barakaldo – Teatro de Barakaldo
18 de mayo - Ondarroa - Kafe Antzoki
Os dejamos una siempre interesante entrevista al músico realizada poco antes del estreno del directo de Azula en el Arriaga.
A disfrutar!
Kontzertua: Mikel Urdangarin, "Azula"
2013/01/18
Lizeo Antzokian, 20:30ean.
Sarrera: 12€ (bazkideak: 9€) Angel Celada: BateriaKoldo Uriarte: Pianoa eta teklatuakMikel Urdangarin: Kitarra eta ahotsa
Mikel Urdangarin lan berria aurkeztera dator urtearen hasieran. Bere baitan erabatezko udagoien usaia daramana. Formato berrian, orain arte erakutsi gabeko soinua besapean.
Aspaldi ezagutarazi zizun intimotasunetik kantatu nahi dizu oraingoan ere. Alderantzizko bidaia egin nahian ur sakonetatik botako dizu aingura, kanpoaldera, arnasa bizi den lekura, zure azaleko krater hutsen batean toki hartzeko gosez.
Notícias de Gipuzkoa – 06/01/13
MIKEL URDANGARIN, Compositor y cantante
"Cada canción es un trozo de libertad para vengarte de las cadenas de la vida"
El zornotzarra abre la gira de su disco 'Azula' hoy, domingo, y en el Teatro Arriaga de Bilbao, donde ejercerá sobre el escenario un "ejercicio de libertad, de pensamiento y de actuación". 'Azula' es el color de su adolescencia, a la que aún no ha dicho adiós y con la que se siente "volátil y etéreo"
BILBAO. El Teatro Arriaga de Bilbao acoge esta tarde, a las 19.00 horas, el arranque de la gira de presentación de Azula, el último disco de Mikel Urdangarin, un trabajo que presentará en vivo tal y como se grabó, con el único apoyo de los teclados y la batería. "Cada canción es un trozo de libertad para vengarte de las cadenas que te impone la vida", asegura el músico vizcaino, que el día 18 actuará en Gernika y en marzo recalará en Getaria y Donostia antes de acudir en abril a Barakaldo y Gasteiz.
¿Nervioso ante el inicio de la gira?
Inquieto, más bien. Y es bueno no estar relajado en un escenario como el Arriaga, que me infunde mucho respeto e impone bastante.
Además, está el formato tan novedoso de los conciertos.
Claro, hay que ver cómo llenar el espacio con la nueva sonoridad. Es algo que me intriga pero creo que las canciones suenan. Voy tranquilo aunque estamos todavía ensayando las clásicas. Y estoy cambiando algún concepto e incluso también la música de las últimas. Eso es algo que te permite siempre el directo, reinterpretar las canciones.
¿Qué clásicas sonarán?
Pues no lo tengo claro, ya que hay un amplio abanico. ¡Tengo un cacao importante y no lo decidiré hasta el mismo día! Eso sí, las fijas serán Anek idatzi dit zutaz, Non geratzen den denbora, Munduari begiratzeko modu bat…
Serán tres músicos en escena, el disco está reciente y además se grabó tocando juntos en un fin de semana. A priori, preparar la gira no parece complicado, ¿no?
Tienes razón, las canciones suenan porque se grabó así y así lo harán en vivo. No habrá artificios, ni tendremos que trampear nada. Solo necesitamos estar bien coordinados y que haya buen sonido. Habrá un trabajo de luces que he dejado en manos de Javi Ulla y un diaporama, pero no soy de destellos ni gran espectáculo visual. Soy de ambientes quietos y sentido teatral.
¿Cómo ve su propio disco dos meses después? ¿Y cómo lo han recibido sus seguidores?
Estoy recibiendo un feedback muy bueno. Entiendo que es un disco no hecho para todos los públicos, no es su intención. Su sonoridad no es estándar sino especial, ya que es un disco más exigente que los anteriores. Por ello, engancha a quienes han sabido entrar en él. Un amigo dice que hay canciones que parecen que se van a romper por lo frágil que suenan. Como la vida misma, por cierto. Ahí está la intensidad, en esa posible fractura, no en la fuerza o capacidad sonora. Oír esas cosas reconforta.
Difícil que las canciones se caigan cuando ejerce de soporte un batería como Ángel Celada.
(Risas). Es un músico sabio y espectacular, de los que te llevan en brazos, aunque el instrumento líder en el aspecto armónico es el teclado de Koldo Uriarte. Ofrece una labor de contención, de acompañamiento y de poner el instrumento al servicio de la canción. Es otro maestro.
El disco no tiene bajo y el directo tampoco.
Así es, pero hay bajos de piano y teclados, la voz toma más cuerpo... Es cuestión de atreverse, de llenar ese espacio y pintar la paleta del cuadro con menos colores.
En ocasiones menos es más...
No siempre, pero a veces sí. Depende de la cualidad que tenga el menos. Sí, tienes razón, esa idea me gusta. A veces dos gestos o dos palabras te noquean. Lograrlo con la música es muy difícil, pero magnífico.
Viste siempre de negro, pero regresa al 'azul' de su juventud.
Es el color que da título al disco y es el de mi adolescencia. Así me vestía y alguna razón habría, no solo que me sentara bien. Me reconfortaba, creo, y tiene connotaciones muy buenas y abiertas. Tantas y tan indefinidas como personas hay. Esa ambigüedad me gustó a la hora de titular el disco.
¿Implica un regreso a la adolescencia? En el CD habla precisamente de sentirse "nerabe zahar" (un viejo adolescente).
(Risas). Es la época de las ilusiones y los temores, sí. Y de los vértigos, que también se tienen que renovar aunque no empieces nunca de cero. En la música se tiene esa sensación porque es un trabajo tan expuesto que te expone al miedo y a la ilusión. Y tienes razón, no he dicho todavía adiós al adolescente que llevo dentro.
El viejo Síndrome de Peter Pan.
Exacto, es algo que demuestro en mis acciones. Y es algo que, a veces, conlleva muchos problemas, pero a mí me gusta. Me dicen "despierta", "baja a la tierra", pero nadie me ha demostrado que sin tener ese síndrome puedo ser más feliz. Lo de la madurez es algo incierto porque el camino de lo errores no termina nunca. La efervescencia de la adolescencia tiene su lado bueno, te hace sentirte volátil y etéreo.
Hay que pisar tierra también.
Tengo un amigo que dice que no tenemos tierra bajo los pies sino el mar, agua. ¡Sí, señor! Es agua, a menudo revuelta y con oleaje. Estamos a riesgo de naufragar en cada momento.
Habla de agua y recuerdo el single nuevo, 'Euria ari du', y lo veo como una metáfora de los tiempos actuales, de la que está cayendo.
El nexo es total. Esa canción habla de gente rehaciéndose y es claro que hay personas cercanas a todos nosotros que están tocando fondo. La pena es que nos han enseñado a aguantar y a no preocuparnos de los demás.
Sí, parece caerse el mundo porque no se recibe una paga extra y a nuestro lado hay gente en la miseria más absoluta.
Hay que cambiar el modelo social y real de las cosas. Somos víctimas del afán de ganar dinero y de la posición social. ¡A todos nos gusta el jamón ibérico, hasta a los comunistas y a quienes votan a partidos de izquierda!
De todas formas, el single también tiene unos versos henchidos de esperanza.
Claro, canto "berriz hasteko sasoia da/zutundu ta aurrera". Y en otra, le canto al bombardeo fascista de Otxandio pero suelto el verso "biziguraz betie". Aquí hay ganas de vivir, ilusión y deseos de ser feliz.
Hay mucha noche en el disco. ¿Vive, se emociona y compone de noche?
Sí, bastante. Es gracias al silencio. De noche pasan otras cosas, estás más tranquilo y todo tiene más trascendencia con la música. Toco mucho la guitarra de noche y uso cascos para no molestar a los vecinos.
Le canta también a la libertad. ¿Somos libres más allá de los sueños o nos caen las cadenas al levantarnos?
En la noche se enfrenta toda la mierda y el estrés del día, para ordenarse con el sueño. Y el contraste es muy grande, como si chocaran dos camiones o llegara un tsunami. De noche y en sueños soy libre. La libertad es un término… (duda).
La pregunta quizá sea... ¿hay alguien libre hoy en día?
Eso es. Libre de conciencia ni Dios. Siempre estás sujeto al juez que llevas dentro. Y en esta sociedad pasamos todos por el aro. Es una cuestión de grados, de no sentirte enjaulado o silenciado. ¡Es muy jodido ser libre! (risas).
La música ayuda ¿no?
Me has ayudado porque me había quedado una respuesta muy negativa. Cuando estoy encima del escenario, ese sí es un ejercicio de libertad, de pensamiento y actuación; me desnudo y expongo al 100%. Una canción debería ser siempre un trozo de libertad intocable. Te puedes vengar de todas las cadenas que nos imponen en la vida.
Ha pasado mucho tiempo desde el bombardeo de Otxandio y menos del final de ETA. ¿Cómo ve el futuro de Euskadi? ¿Tiene buenas sensaciones?
¡Ufff, es una respuesta difícil! Hace falta perspectiva para ver el momento actual. Estamos en una fase de transición y en un escenario más normalizado tras una etapa cruenta. Superada esa etapa habrá que confrontar energías y pensamientos, sin dejar de lado un ejercicio honesto de memoria, mirando de frente todo lo pasado y tratar de sacar lo mejor de ese periodo tan doloroso, aceptando fracasos y derrotas. A fin de cuentas, somos unos privilegiados al haber nacido y por vivir en Euskal Herria, que es un paraíso. Yo soy optimista, se me hace impensable volver al escenario anterior.