domingo, 29 de enero de 2012

La Banda de Mikel. Segunda parada : Nika Bitchiashvili

Agradecer que el Noticias de Álava le haga este pequeño homenaje a un gran músico del grupo de Mikel. Desde aquí, queremos dar las gracias a este rotativo por ofrecernos esta interesante entrevista a Nika Bitchiashvili.

De aspecto serio pero con un humor fino, el georgiano que acompaña a Mikel en escena marca un antes y un después en la carrera del cantautor. Las veces que he podido intercambiar algunas palabras con Nika, me da que las cosas no han debido ser sencillas para él pero que sin duda encuentra su camino. Mikel lo tiene ahí. Estratégicamente a su mano derecha en el escenario y es uno de los recursos que emplea en sus conciertos acústicos fuera de la escena vasca. A pesar de que el georgiano no le pega al volante, Mikel es capaz de hacer kilométros él solito con el violinista al lado sólo para contar con su compañía en escena. Incluso reorienta los repertorios en función de si Nika está o no.

Nika Bitchiashvili fue su último fichaje. Y tengo que decir, en una clara percepción personal, que ha sido uno de los grandes aciertos de la carrera de Mikel. En el album “Anek idatzi dit zutaz”, Nika está omnipresente por primera vez e impregna un sonido que acaba de hipnotizar. Su violín es una gran ventanal de aire fresco en muchos temas de Mikel. En directo, muy abierto a la improvisación, Nika pone su sello y adorna los temazos de Mikel en una clara demostración de que Nika entiende como nadie la música del cantautor.
Por suerte o por desgracia, hoy en día un disco de Mikel sin Nika sin duda sería mucho más triste y quizás algo más pobre.
Me declaro un fan y una gran enamorado de sus cuerdas. Dicen que Nika es profesor. Que da clases en su Vitoria adoptiva. Espero que sus alumnos sean conscientes del privilegio que supone estar en sus clases. A sus pies, maestro Bitchashvili.





Nika Bitchiashvili Violinista

"Aunque Vitoria es una ciudad muy bonita, muchos músicos no pueden encontrar aquí su camino"

Hace diez años, Nika Bitchiashvili terminó en la estación de autobuses de Gasteiz por los caprichos del destino. Hoy, él y su violín son un fijo para Mikel Urdangarin, juegan en proyectos como Txatarrería Keaton y se ponen al servicio de Ondas de Jazz, por decir sólo unos ejemplos.
Carlos González
¿Cómo un violinista georgiano se convierte en un vitoriano más?
El destino (risas). Trabajé en la Orquesta Sinfónica de Tbilisi durante ocho años. Era una formación bastante potente. Teníamos un contrato con Sony para grabar en discos toda la música clásica. Imagina. Era muy duro, grabando 3 y 4 CD al mes.
Como el que hace tornillos...
Exacto. Venían muchos músicos famosos a tocar: Rostropovich... Además, hacíamos giras, muchas. Era como tomar aire fresco. No puedo estar mucho en el mismo sitio, me agobio, y el trabajo en una sinfónica es muy duro. Por eso, cuando tocaba salir, era una liberación. También era un poco paliza, porque te podías tirar un mes viajando en un autobús. En uno de los viajes, uno de los músicos de la orquesta se quedó en París. Ya sabes, era otra época. Después de aquello, en el siguiente tour nos quitaron los pasaportes. Yo tenía amigos en París, en Alemania, en... y todos me ofrecían un lugar para quedarme. Y me apetecía, pero tenía una hija de tres años y no podía desaparecer. Eso sí, nunca sabes qué te tiene preparado el destino. Llegó un momento en mi vida en el que las cosas cambiaron. Además de estar en la orquesta, estudiaba jazz e improvisación. De pequeño me gustaba mucho, desde que iba a Lenguaje Musical y la profesora nos dejaba cantar lo que queríamos. Me salía fácil. Desde muy joven tocaba cosas muy complicadas, que estaban por encima de mi nivel teórico. Con 16 años gané un importante premio como solista y ya fue cuando todo estaba encaminado hacia el violín a pesar de que mis tíos (mi padre había muerto unos años atrás) preferían que fuese arquitecto y mi madre quería que tocase el piano.
Muchos opinando.
Sí. Pero yo fui el que escogió. Y eso que el piano que teníamos en casa tenía su historia. Stalin le regaló a mi abuelo un coche por su esfuerzo en el trabajo. Era un gran vehículo. Sólo se regalaron diez, no te digo más. A mi abuelo no le gustaba conducir y cuando empezó la II Guerra Mundial estos coches eran muy demandados por lo fuertes que eran, así que lo vendió y con el dinero compró un piano.
Espere, que nos hemos desviado, que estábamos camino a Vitoria.
Sí, sí. A Tbilisi, por el negocio del petróleo, empezaron a llegar muchos extranjeros y abrieron un pub irlandés en la ciudad. Yo no conocía nada de la música irlandesa, tocaba jazz. Pero empezamos a actuar. Algunos clientes venían con discos de Irlanda para que nosotros aprendiéramos. Y poco a poco, empecé a sentir esta música en la sangre. Fue un descubrimiento increíble. Pero llegó el momento de decidir y quería cambiar de aires aunque me costase distanciarme de la familia. Había un hombre en Madrid que era conocido de nuestra familia y que me prometió que me iba a ayudar. Confié en él, pero me equivoqué bastante. Ahí apareció otra vez el destino porque nunca había pensado vivir en Vitoria. Sólo sabía que aquí estaban dos amigas mías georgianas.
Pero quedarse en Madrid solo tuvo que ser duro, ¿verdad?
No te puedes hacer ni idea. Me sentía cayendo en el vacío sin poder hacer nada por remediarlo. Mentalmente no estaba preparado para lo que ocurrió. Estaba en una realidad que parecía un sueño. No quería molestar a nadie pero llamé a mis amigas de Vitoria. Y llegué aquí hace diez años. Sólo vivían ocho o nueve georgianos en Vitoria (risas) y algunos de ellos me abrieron su casa durante seis meses. Todo mi dinero se había ido volando. Imagina. No puedo estar más que agradecido. Son como mis hermanos, la verdad.
Y aquí es comenzar de cero.
Totalmente. Además, cuando llegué... Ahí estaba yo: estación de autobuses, noviembre, a la tarde, lloviendo, todo oscuro... Me preguntaba: "¿pero qué es esto? ¿qué hago aquí?". Pero bueno, ahí empezamos a andar. Lo primero que pregunté nada más llegar era si existía algún club de jazz o algún sitio donde poder tocar. Y ahí me encontré con The Man in the Moon y con Stuart, un hombre buenísimo. Fue una pena lo que le pasó. Ahí, en ese local, vi la luz. Por allí estaba Kike Loyola, que me ayudó mucho, y así empezó mi vida en Vitoria.
¿Cómo es encontrarse con una cultura musical como la vasca y conseguir, un tiempo después, no sólo ser compañero habitual de Mikel Urdangarin sino que su violín sea solicitado por mucha gente de la música de Euskal Herria?
Creo que viene desde el conocimiento de la música irlandesa. El folk es un camino, como el jazz o la clásica. En mi vida he descubierto muchos caminos diferentes. Cada estilo hay que entenderlo y aportar. En el folk, por ejemplo, siempre improviso. En los discos de Mikel es igual. Nada está preparado, todo se hace en el estudio, tocando varias tomas. Y en los conciertos igual. Además, con Mikel tienes la posibilidad de actuar así. Lo que más nos inspira a los dos es poder improvisar porque entendemos que cada momento y cada concierto es diferente. Eso también lo pude hacer cuando llegué con muchos músicos de los que aprendí los caminos de la música vasca. De todas formas, y con tristeza, puedo decir que aunque Vitoria es una ciudad muy bonita, muchos músicos no pueden encontrar aquí su camino.
¿Y eso?
Es una ciudad, para vivir, muy cómoda. Tiene muchas cosas, también su vida propia. Pero lo que es espacios para que el músico pueda desarrollarse, no hay. No hay tantas posibilidades de crear. Una de las esencias de mi vida está en los logros como músico porque es un proceso continuo, que no se para. Lo que necesita cualquier músico es salir, tocar, enseñar. A veces, con unos amigos, nos llaman para tocar en algún bar por muy poco dinero. Bueno, ni eso...
Sí, la cena y unas copas...
Por ahí. El músico no depende del dinero. Como cualquier persona, lo necesita, pero si quiere tocar, toca. Eso es algo que no se puede parar. Bueno, por lo menos en mi caso.
¿El dar clases, como usted también hace, asegura por lo menos una parte de la financiación?
Bueno, una parte. Pero mira, con este tema me han sucedido aquí una serie de cosas que no entiendo. Yo, por ejemplo, no puedo trabajar dando clases en un sitio público, sólo en privados. En realidad, me da igual, soy feliz con otras cosas, pero me parece curioso. En un momento dado hice unas pruebas para entrar en conservatorios de grado medio, pero como no pertenezco a la Unión Europea y no tengo nacionalidad de aquí, tuve que preguntar primero al Gobierno Vasco, que me dio permiso para presentarme. La primera parada en el proceso era realizar un examen de castellano. Así que me fui a un instituto que está por Lakua a hacer la prueba con una irlandesa y un italiano. Allí estaba el jurado y uno de sus componentes puso en duda que yo pudiese hacer el examen a pesar de la carta que yo tenía del Gobierno Vasco. Me trataron de tal forma... y además no me aprobaron. Pero me dio igual, me olvidé, salvo por el hecho de que a los dos días me llamó Josu Zabala (ex de Hertzainak) indignado porque la persona de Irlanda que estaba conmigo era una conocida suya y le había contado cómo me habían tratado. Me dijo que montara una bronca, que escribiera una queja, pero no me apetecía. Pero sí, es una situación indicativa de muchas cosas que ocurren aquí. De todas formas, estoy muy contento con los estudiantes a los que doy clases en Aretxabaleta. Los pequeños progresan mucho y estoy muy contento.
Volviendo a la interpretación, dentro de nada estará liderando su propia formación dentro del ciclo Ondas de Jazz. ¿Mejor siendo el jefe que tocando para otros?
Me da igual. Yo toco música y disfruto. Ya está. Lo que pretendo es añadir algo que pueda enriquecer a otra persona. El proyecto que mencionas de Ondas de Jazz, que organiza Jazzargia, es bastante interesante. Me gustaría agradecer a Joseba Cabezas que me llamase. Él quería hacer el concierto en trío y eso necesita otros arreglos, ver las cosas de otra manera... Es decir, supone para mí un reto que me atrae mucho. Lo que hace Jazzargia en la vida musical de Vitoria es muy importante. Si sólo tienes el Festival de Jazz, después qué. Por eso son importantes este tipo de iniciativas. Incluso me han invitado a dar una master class sobre el violín y la improvisación.
¿Tiene la sensación de que el violín no es muy conocido?
Sólo puedo decir que cuando toco puedo ver a gente muy diferente disfrutando. Pero también, cuando estoy interpretando en un bar, veo a personas que gritan. Lo más importante es cómo puedes llegar a sentir tu instrumento, en este caso el violín. Conocerlo, para mí, es un placer, reconocer tu voz, saber lo que quieres decir. Luego, la gente puede sentir, aunque no tenga ninguna relación con la música. Y hay otros que no sienten y no pasa nada.
¿Escucha a otros?
Sí, pero lo que escucho tiene que ser muy excepcional para mí, tiene que llegar a mi concepto de lo que me gusta. Por ejemplo, para que me entiendas: coges la primera sonata para violín de Bach y te vas a Spotify y aparecen, no sé, cien interpretaciones; empiezas a escuchar y todas las versiones están tocadas por buenos músicos, no digo que no, pero llegas a un corte que, al escucharlo, dices: "eso es". El concepto que tienes de la música es lo que hace que te unas a esa interpretación en concreto. Cuando encuentro ese punto de entendimiento, para mí es un auténtico placer. En diferentes músicos me gustan distintas obras, esas que para mí tienen algo especial.
El músico de clásica y el contemporáneo, sobre todo el que se dedica a la improvisación, ¿se odian?
Hay mucha distancia entre ellos. El de clásica a veces parece tener miedo y no quiere conocer cómo se desarrolla la música. Al alumno de clásica le enseñan a tocar una partitura y se tiene que tocar así. Punto. Si te enseñan bien, mejor. El estudiante lo interpreta tal y como le han dicho, pero nadie le explica la razón de que eso deba ser así. Yo siempre he tocado cosas muy complicadas técnicamente y tuve profesores muy buenos que me ayudaron. ¿Un músico clásico no puede tocar otra cosa? Por supuesto que sí, sólo lo tiene que tocar. Dentro de la clásica también hay muchos estilos. No puedes tocar a Mozart como si fuera Beethoven. Por eso, además del desarrollo técnico es necesario aprender el desarrollo mental, que es lo que muchas veces no se da. Todos estos grandes de lo que llamamos clásica eran grandes improvisadores. Ahora parece que no, que dejaron su música escrita y ya está. No saben que, por ejemplo, en el barroco se escribían cadencias que servían para poder improvisar. Eso parece que no lo saben muchos músicos clásicos de hoy, no tienen ni idea. Yo conozco a intérpretes de instrumentos de cuerda que quieren improvisar, que quieren aprender pero es algo que aquí parece imposible.
¿Se puede hacer en otros sitios?
Mira, ahora en Francia quieren dar pasos para democratizar la enseñanza de música, en el sentido de ponerla en valor. En Viena, por ejemplo, estuve tocando con músicos de free jazz y me encontré con un concepto cultural muy diferente. Una noche me llevaron a un concierto de free con trompeta y clarinete bajo, y sólo había que ver la cara de la gente, estaba iluminada. Y yo, mientras tanto, bebiendo cerveza blanca, que aquí no hay. Bueno, sí en Donosti. Cuando acabaron, me invitaron a subir y allí fui. Ahí no había base, era otro concepto, el concepto de comunicar. Estuvimos media hora sin parar ante un silencio sepulcral en el local. Y volví a subir con otro trío y después se animó toda la banda del bar, y todos tocando free... deberías escucharlo, de verdad, y te preguntarías: ¿pero cómo pueden hacer eso sin una base? Pues porque es otro nivel, otro concepto, otra mentalidad.
Una experiencia más que sumar.
Yo sólo te puedo decir que me siento feliz de nacer y poder vivir. Llevo diez años en Gasteiz y agradezco a esta tierra los amigos que me he encontrado. Siempre he sentido que la gente me quiere y me respeta. Como músico soy feliz. Todo lo que he contado aquí es mi punto de vista partiendo de lo que he vivido. A partir de ahí, lo único que puedes hacer es dar gracias a la vida. Si no nacemos, no podemos hacer nada. Entre millones, sólo uno gana y fuimos nosotros (risas).

jueves, 26 de enero de 2012

Gira 2012 de Mikel



Imagen de la gira infinita en homenaje a Lete
Año nuevo y Mikel sigue a paso firme.

Acabado el año firmando un nuevo éxito entre su disco nuevo, Durango y los conciertos de presentación, enero ha supuesto un respiro en la agenda de Mikel.
No dudamos que en periodos de silencio Mikel debe tener algo en mente ya sea en forma de conciertos, canciones y demás.
La agenda de 2012 vuelve a animarse con conciertos en Euskal Herria, tierras inglesas y nuevas citas de NORA.

Antes tenemos otra cita este sábado en Irún.Se trata del concierto de homenaje a Xabier Lete que tendrá lugar este sábado 28 de enero en el Cento Cultural Amaia
Los nombres de artistas que participarán en el acto y en los que Mikel se encuentra incluído vuelven a ser Jabier Muguruza, el cantante de Gatibu Alex Sordui, Pier Paul Bertzaitz, Arantxa Irazusta, Petti, Txema Garcés, Karlos Giménez, entre otros.
Realmente cuesta pensar en un autor al que se le haya hecho una gira homenaje tan larga. Pues esta gira es bastante inédita.
La entrada , unos 15 euros a adquirir por la web de Kutxa o en taquillas. Más información : http://www.irun.org/amaiakz/agenda_ficha.asp?idioma=1&tipo=&clave=10770&f1=

Tras esto tenemos agendado conciertos en Liverpool o Birmingham. Mucho va Mikel por tierras inglesas últimamente , veremos si estas experiencias tienen continuidad o algún tipo de repercusión. Os iremos informando de estos y demás recitales.
En respuesta a algunos blogeros que se interesaban por el concierto de Donibane, decir que desde la web de KAP este concierto ha caído de la agenda. Si se vuelve a programar ya os informaremos con más detalle.

Un saludo a todos y seguimos tras su música…

lunes, 2 de enero de 2012

Sold out en Bilbao. Crónica 30/12/2011


No disponemos de imagenes del concierto : entramos sin camara ni notas para apuntar

Estuvimos en el recital de Bilbao y así lo vimos con nuestro modesto y sencillo punto de vista.
Feliz año 2012 a todos nuestros amigos blogeros.

Kafe Antzokia. Bilbao 30/12/2011. Mikel Urdangarin

En la prensa pudimos leer palabras como “reedición” o “revisión” del concierto y disco en directo que supuso el recital en el Antzokia de Bilbao para cerrar el año 2010. Pero los amantes de la música, de los conciertos especiales, de los músicos con toque de distinción sabemos que eso son palabras que equivalen a papel mojado. Hace gracia ver como algun rotativo que se atreve a calificar en esos términos, acertados o no, los recitales es capaz de mencionar temas inexistentes en la discografía de Mikel que supuestamente sonaron el pasado día 30 de 2010 y de 2011. Y para ser nobles, tenemos que agradecer a esos mismos rotativos que se hagan eco de la vida musical de Mikel, mientras otros que sacan pecho de euskaldunes, ajenos a una parte de la realidad, ignoran eventos de tal envergadura.

Calificaciones y prensas al margen, los recitales de Mikel son únicos. Ahí está la gracia de repetir asistencia a sus conciertos, bien suenen los mismos temas u otros sorpresa. Porque el pasado viernes lo que hizo en Bilbao fue recordar que para emotivo su repertorio y su buen hacer, algo a lo que no nos acabamos (ni queremos) acostumbrar. Minutos antes de entrar en la sala una advertencia : sin entradas.  Alguien pudo quedarse en la calle porque Mikel vendió todo el papel y eso se tradujo en una sala masificada que se volcó con sus canciones si bien , en ocasiones y para nuestro gusto, fue algo que provocó demasiado ruido de fondo.

Mikel apareció en escena con una bufanda que se quitó en el segundo tema y tuve la sensación en todo en concierto que Mikel estaba muy reposado, muy tranquilo. Aunque quizás no fuera así para el músico, Mikel sacó su lado más tranquilo y enlazó un tema tras otro con un repertorio casi calcado al de hace un año con sorpresas varias. Más hablador, susurrante, simpático, impasible ante los gritos de ciertas “groupies” (sabido es que Mikel dejó de ser ídolo de chicas hace años para abordar un público más diverso) cantó sin resbalar en ninguna nota pero sí en alguna letra. Cosa que provocó que durante episodios de la noche Mikel fuera mero espectador ante un público que cantaba a pulmón vivo ciertas estrofas de sus temas.Unos temas que están grabados en la memoria cultural popular vasca y que ensalzan al músico, de una manera clara, al olimpo de los músicos más grandes.

La banda funciona como una locomotora a todo trapo capitaneada por un Rafa Rueda muy hábil y un Nika Bitchasvilli dando las notas de buen gusto. Nika impone mucho pues su violín, al que tiene totalmente sometido a su gusto, acaba de rendondear los temas, máxime cuando se queda solo con Mikel en escena mostrando una complicidad muy bella. Bingen con su gran trabajo en la sombra, al igual que Sahiela a la batería, adornan junto a un destacable Koldo Uriarte supliendo en ocasiones los sonidos ausentes de la trikitixa un trabajo de  conjunto brillante.
En cuanto al repertorio, casi idéntico al de 2010, mostró añadidos y descuentos. Que apareciera “loa” en la primera parte del concierto o la inédita en estudio “mendian gora” fueron sorpresas que pusieron la guinda a un pastel. Y entre los invitados a la ceremonia, esta vez se quedó en casa su amigo Josu Zabala y aparació, en Munduari begiratzeko, un amigo que desató euforia : Alex Sardui. El ex cantante de Exkixu, hoy militante del grupo Gatibu, mostró su simpatía y buen hacer coreando aquel tema que nos recuerda aquella particular manera de mirar el mundo.

Ante tal derroche de canciones y ambiente tan especial, uno sale de sala sacudido de emociones intensas. Mikel está empezando a cruzar esa delgada línea fina entre el cantautor de talento y de recorrido de sus canciones hacia la zona de leyenda donde residen aquellos músicos inmortales. A eso se dirige Mikel con paso firme e ignorando totalmente que empieza a entrar allí donde las canciones empiezan a ser algo más grande que una pieza musical. Maestría a raudales.

Jordi M.


setlist: Incompleto, desordenado. Ha sido una de las pocas veces que he ido a un concierto sin papel ni lápiz. Tampoco quise “robar” el setlist de los artistas. Sería un ejercicio bonito por parte de los lectores del blog, ayudarme a reconstruirlo.

  1. Lau Koplatxo
  2. Esne zaltzailea
  3. Hezurrak
  4. Urriko Poema
  5. Hau ez da amodiozko Kanta
  6. Anek idatzi dit zutaz
  7. Hauskor
  8. Martxa baten lehen notak
  9. Loa
  10. ezin esan
  11. Panderuaren Gizona
  12. Gaur gurutzatu gara
  13. Egun argian
  14. Urriko Mozkorrak
  15. Letra Hauek
  16. Badira hiru aste
  17. Txatxamatxalinatxu
  18. Munduari begiratzeko modu bat
  19. Haitzetan
  20. Non geratzen den denbora
  21. Mendian Gora
  22. Lekandapean
  23. Killin
  24. It’s a wonderful life
  25. Zurekin
  26. Ohiana
  27. Arrasto umela
  28. Baratze bat